miércoles, 15 de mayo de 2013

DESPUÉS DEL NAUFRAGIO



Así ha quedado un barco en el que iban
cuatro mil doscientos pasajeros.
Hay al menos tres muertos,
veinte heridos
y cincuenta personas no localizadas.

La deuda de la Eurozona
ha subido
y el Banco Central Europeo
habla de golpe arrollador.

Un hombre se ha disuelto
entre sollozos,
le han puesto un sello azul en su tarjeta
y se ha encontrado alacranes a su paso.

Así ha encontrado el apartamento de su pecho,
desordenado y con un  denso olor
a miedo.

En el sótano le pesan
las peores pesadillas
y en el ático rebotan
las palabras del televisor.

Sus proyectos están en obras.

Ha conducido un coche sin control
por la larga autopista del desengaño
y bajo el fétido aroma del hogar
ha encontrado a otros espectros que hacían ruido.

La ballena del poder está dormida
y la ciudad dormitorio abre sus alas;
la claustrofobia de la caja y de su fondo,
un sarcófago de angustia en la nevera,
una pregunta infantil sin florituras
y un teléfono donante de esperanza
a través de la vena telefónica.

Soñar con volar,
sorteando los obstáculos.
Un aroma que se escurre entre los dedos
del pobre desnudo
pidiendo clemencia
al hospital abandonado de los sueños.

2 comentarios:

  1. Me gusta. Un buen poema denuncia.

    Se ha encontrado
    el apartamento de su pecho
    desordenado
    y con un denso olor a miedo

    Yo lo pondría así para que tuviera mejor ritmo.
    Si quitaras las letras y números de control, tendrías más comentarios.Puedes moderar los si lo deseas.
    Un saludo

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  2. Gracias por el comentario, pero son versos largos, que reproducen la manera natural en que decimos las cosas, por lo que solo "a miedo" lo he separado del resto para darle énfasis.
    Respecto al control, supongo que te refieres al típico comprobante de que el otro no es un robot. Si está eso tendré que configurarlo porque lo he confundido con la activación de la moderación.

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