
En un mundo del futuro donde la flora y la fauna han sido devastadas
por el terrorismo, la Alianza de Estados del Bienestar ha creado una enfermedad
genética llamada Gran Depresión, que progresa de diferentes maneras en las clases
sociales que conforman Rodinia (la Casta, descastados, parias), pero que en
cualquier caso termina no solo afectando físicamente sino destruyendo los
recuerdos tanto positivos como negativos para la especie humana. En un entorno donde
soñar está prohibido y la radio es una reliquia del pasado, Belle y Felix Falco
tienen una relación prohibida, para cincuenta años más tarde tener que
enfrentarse a la autoridad. El nombre
que se da a Rodinia, un supercontinente que existió hace 1100 millones de años,
es un guiño al carácter circular del tiempo.
Algo que dota de frescura al libro es la forma en que se
alternan un narrador en tercera persona y los capítulos en primera, donde la protagonista
muestra su amor incondicional hacia su marido, la naturaleza y los animales. De
igual forma, se alternan partes que son memorias de adolescencia, entre los
años 201 y 203 de esa era futura, con otras que se sitúan en el momento en que
ella está narrando su realidad, año 257. La vitalidad que conservan, pese a ese
paso de los años y a que Félix, que sueña que es un halcón y vuela, parece indicarnos
que la juventud es un atributo relativo y más psicológico que real. Los personajes
secundarios aportan ciertos tonos como puedan ser de ternura o comicidad.
También ese universo, que tiene ecos de lo que ya sucede o
ha sucedido en nuestro planeta, sin referirse a ninguna época histórica concreta,
nos acerca al carácter diluido del tiempo y la identidad.
La combinación del
realismo mágico con la distopía nos acerca a autores del género como Philip K. Dick,
el creador de Blade Runner, a George Orwell en 1984 o a Aldus Huxley en Un
mundo Feliz. Hay elementos invariables en este tipo de textos como son la manipulación
genética, el control de la población mediante el racionamiento de la
información o el acceso a la cultura, la discriminación de las clases más
desfavorecidas por parte de los privilegiados, la violencia y la amenaza bajo
la que se encuentran el amor, la familia y la posibilidad de imaginar, soñar o
recordar. A ello se unen las catástrofes naturales que pudieran ocurrir.
En este segundo libro tras “La sonrisa de tango”, uno de los
muchos que tengo pendientes de leer, Isabel pone en juego la estructura
necesaria para poder hacer una saga en la que este será solo el principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario