viernes, 12 de abril de 2013

Virtudes de la poesía

Virtudes de la poesía
"Yo reconozco haberme entregado a tales estudios. Que se
avergüencen otros, si se hundieron en las letras de modo que
ningún fruto supieron aportar desde ellas a la utilidad común ni sacarlo a la vista o ponerlo a la luz; en cuanto a mí,
¿de qué debería avergonzarme, jueces, si llevo muchos años
viviendo de tal manera que jamás el ocio me arrastró ni el
placer me apartó ni, en fin, el sueño me hizo llegar tarde
para atender a las circunstancias o a los intereses de nadie?
[... ] Por eso, ¿quién podría censurarme o quién tendría
razón para incomodarse conmigo si el tiempo que a los demás
se les concede para sus negocios o para celebrar los días
festivos con los juegos, o para otras diversiones o precisamente
para el descanso del espíritu o del cuerpo, o cuanto
aplican a banquetes prolongados o, en fin, a las mesas de juego
o a la pelota, ese tiempo yo me lo tomo para cultivar estos
estudios? ..
[...] Pero llenos están todos los libros, llenas las palabras de
los sabios, lleno el pasado de ejemplos; cosas todas que se encontrarían
cubiertas de sombras si no se acercara a ellas la luz
de las letras. Qué cantidad de figuras de hombres valerosos
nos dejaron esculpidas los escritores griegos y latinos no sólo
para que las contempláramos, sino también para que las imitáramos.
Éstas yo las tenía siempre delante cuando servía en
algún cargo público y, al ejercitar el pensamiento en estos
hombres destacados formaba mi espíritu y mi mente."

Cicerón, "En defensa del poeta Archia"

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