
Al pararme en una librería de barrio hace unos meses, me llamó la atención una colección de libros clásicos breves, de entre los que escogí "Tristana" por su temática y estilo.
Aunque el lenguaje puede resultar un poco más difícil que si leemos libros actuales, las notas al pie son de gran ayuda y el esfuerzo merece la pena.
Galdós utiliza un narrador omnisciente, que accede a todos los pensamientos, sentimientos y sensaciones de los personajes, y se sirve de descripciones psicológicas y un toque de ironía para meternos en su mundo.
Cuando Tristana queda huérfana, se ve sometida por Don Lope, un señor mayor que vive de las rentas con una criada y que se hace cargo de Tristana como si fuera su padre, pero que termina convirtiéndola en su amante. La joven no tarda en aburrirse de este hombre y conoce a Horacio, un joven pintor con el que abandona la ciudad.
Resulta llamativo es el deseo de Tristana de permanecer independiente, de ser creadora, imaginar y encontrar sus inquietudes y talentos, aunque el espíritu de la época deriva supone para ella un obstáculo a su libertad, como analizaron Clarín y Emilia Pardo Bazán.
Para aquellos con interés por escribir puede ser una lectura interesante, por la manera en que juega con los arquetipos de los personajes. Por ejemplo, retrata a un don Juan con sus contradicciones, mezquindad, pesimismo y avaricia. El título es posiblemente una referencia a la leyenda medieval de Tristán e Iseldo, con temas como el adulterio, la pasión, el rencor, el destino y la fidelidad.
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