Etanol
Mortis (2013) es el último poemario de Raúl Campoy Guillén, editado por Olifante Ediciones de Poesía. Antes ha publicado Los dientes del reloj (2008) y Donde casi amanece (2010). Ha
obtenido varios premios y ha participado en revistas, antologías y festivales
de ámbito nacional e internacional.
El autor acorta la distancia entre la sobriedad y la
ebriedad. La palabra “embriaguez” significa, según una de las
acepciones del diccionario de la RAE, “turbación pasajera de las potencias,
exceso con que se ha bebido vino o licor”. Pues bien, la vida, ya se pase por ella
sobrio o ebrio, es siempre embriaguez, incapacidad y confusión, y son estas
cualidades las que producen nuestra adicción a ella. Como indica el poeta, “La
droga no es beber, la droga es haber nacido”.
La obra de Raúl refleja la
gran paradoja de la vida y de la muerte y las celebra a la vez con alegría y amargura,
con una actitud báquica:
“Hoy sólo levanto carátulas
que recorren nubes sin porvenir./ Semáforos que indican reír y llorar al mismo
tiempo”.
La propia producción del artista
ocurre como resultado de una suerte de actividad consciente de su dificultad y su temporalidad:
“Ponemos nombres a cosas
innombrables./ El mundo nos nombra a nosotros, no nosotros al mundo”
Las oposiciones que podríamos establecer entre
elección y obligación, creación y
destrucción, conocimiento e ignorancia o esencia y acción son negadas en un texto
en el que caben la ironía y la agudeza, las preguntas y la precisión epigramática.
Un libro que tiende a lo dionisíaco
frente a lo apolíneo y de forma acertada nos hace partícipes de su compleja
interacción.
Jorge Sánchez López