Ese prisma que alumbra los cristales,
esa luz que se acerca susurrando
cuando tragan los lobos su agujero.
Yo he soñado con pieles imantadas,
con espuma en el pecho y ascensores.
Los álamos no entienden que estoy solo.
Hace frío y en las calles hay abejas.
Esta sombra no sabe de amapolas.
Las plaquetas no abrigan al olvido.
Abro algo, no sé si es una puerta.