domingo, 7 de julio de 2019

Reseña de "Cada cual y lo extraño" de Felipe Benítez Reyes



Hoy hablamos de un autor que me ha sorprendido gratamente, con una escritura cargada de humor e ironía. Felipe Benítez Reyes,  autor gaditano que obtuvo el premio Nadal en 2007 por Mercado de espejismos, además de ser poeta, traductor, ensayista y novelista, nos presenta lo que ha llamado un almanaque de historias, una dedicada a cada mes, donde se dan las situaciones más insólitas. El padre metido a rey Gaspar, cuyo recuerdo se impone sobre el niño décadas después, las rebajas tardías de marzo, la imagen en la memoria que tiene el sobrino sobre una tía un tanto peculiar, las estrambóticas peripecias que una pareja vive en un crucero, separados y cabreados durante todas las vacaciones, la representación alocada de Don Juan Tenorio en una residencia de ancianos,  los adolescentes que vuelven a ir todas las semanas a besarse al cine eternamente cuando son adultos, con una relación perdida y recuperada cuando ya nada es igual en toda su extrañeza, las peripecias de un soldado con un brigada pesado,  son algunas de las anécdotas que nos presenta.

En ocasiones utiliza un vocabulario bastante rico y específico del campo semántico al que se refiere en cada caso, aunque también directo y sin pelos en la lengua cuando tiene que hacerlo. La variedad convive con una unidad entre los relatos conseguida por el tono y la sensación que se queda en el lector, de estar ante una hipérbole, pero dándose cuenta de que la vida en sí es una exageración de cosas que vienen, van, desaparecen. Se me quedó esta frase: "Para tener miedo, a fin de cuentas, hace falta muy poco: basta con haber nacido. Basta con no haber muerto todavía".

Es un libro ameno y que se lee rápido, con un tono humorístico pero apuntando hacia lo extraordinario, lo insólito y lo relevante. En ocasiones reconocí algunos elementos de mi propia escritura, que no pudo haber estado influida por él al no haberlo leído antes, aunque en su caso dosificando el carácter trágico mediante la combinación con la comedia y el absurdo, y empleando otro tipo de situaciones y personajes.

En su poesía parece adoptar un carácter más serio, y esta obra me ha dejado con ganas de leer sus novelas para ver cómo trabaja en ese ámbito.

viernes, 5 de julio de 2019

Reseña de "Blade Runner-¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?"

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Mientras leía esta obra maestra, me venían recuerdos del videojuego al que jugué en mi infancia. En 1968, Philip K. Dick, sin ser ni mucho menos el inventor del género de la ciencia ficción, ya predijo elementos que existen hoy en día como los bots que simulan conversación humana en internet o la posibilidad de clonar individuos (aunque con una esperanza de vida ridícula). También se hizo eco de la posibilidad de visitar otros planetas, la búsqueda de la verdad a través del polígrafo, la psicofisiología y la entrevista psicológica. 
En un mundo donde casi todos los animales se han extinguido, existiendo fundamentalmente imitaciones eléctricas, y donde los androides campan a sus anchas fingiendo, o creyendo, según el chip que lleven implantados, ser humanos, Rick Deckard es un agente policial encargado de salvaguardar a la especie de estos seres,idénticos a las personas física y mentalmente, pero carentes de empatía y de lazos emocionales. Sus enemigos sospecharán de él y una atractiva Nexus 6, junto con su padre, un fabricante de androides, intentarán ponerle en un compromiso.
Los estados mentales pueden programarse mediante una caja, los malos pueden dar un discurso apareciendo en la televisión del salón y las mascotas son un juguete para ricos. Todo lo que hemos visto en muchas películas y libros parece venir de esta fantástica obra, que me deja con ganas de leer otras menos conocidas del mismo autor, además de ver las adaptaciones al cine (el título Blade Runner fue, en realidad, tomado de un libro de otro autor con un argumento muy diferente) y explorar la obra de otros genios como H.G Wells, Aasimov o J.G. Ballard. 
Con personajes muy logrados y un  ritmo trepidante, el libro trata temas como la superposición entre lo natural y lo artificial, las jerarquías sociales y la pérdida de la humanidad. Suele clasificarse dentro del género ciberpunk, que incluye aspectos como inteligencia artificial, hackers y la mezcla de la imaginación con organizaciones reales como, en este caso, la ONU. Totalmente recomendable.