jueves, 15 de mayo de 2014

ODA AL VIENTO DEL OESTE




ODA AL VIENTO DEL OESTE-Percy Shelley  (selección)

Oh, desenfrenado viento del oeste,
tú que con tu inadvertida presencia
arrastras las hojas muertas
como fantasmas que huyen de un hechicero.

Amarillas, negras, pálidas y color rojo intenso,
¡muchedumbres apestosas! Oh, tú
que conduces en un carro
hacia su oscuro lecho de invierno
a las semillas aladas, a donde yacen frías y quieras,
todas como un cadáver en su tumba, hasta que
tu hermana azul celeste, brisa de la primavera
toca su clarín sobre la tierra adormecida,
y llena con su semillas como rebaños que pastan en el aire
de vivos colores y olores las llanuras y colinas.

Espíritu salvaje, que por todas partes corres,
que destruyes o conservas, ¡oh, escucha!

Si yo fuera una hoja muerta que pudieras arrastrar,
si fuera una nube veloz para volar contigo,
una ola para correr jadeando bajo tu poder,
y compartir el impulso de tu fuerza, aunque
menos libre que tú, ¡oh, irresistible! Si al menos
fuese un niño, y pudiera ser

tu compañero en tus andanzas por el cielo,
entonces, cuando sobrepasar tu velocidad en el cielo
apenas parecía imaginable, nunca habría sufrido
de esta forma por darte mis plegarias
en mis momentos de necesidad acuciante.

¡Oh! ¡Elévame como a una ola, una hoja o una nube!
¡Ya caigo sobre las espinas de la vida! ¡Sangro!
El peso de las horas ha encadenado y hecho reverencia
a alguien como tú, veloz, incontrolable y orgulloso.

Jorge S.