Ese prisma que alumbra los cristales,
esa luz que se acerca susurrando
cuando tragan los lobos su agujero.
Yo he soñado con pieles imantadas,
con espuma en el pecho y ascensores.
Los álamos no entienden que estoy solo.
Hace frío y en las calles hay abejas.
Esta sombra no sabe de amapolas.
Las plaquetas no abrigan al olvido.
Abro algo, no sé si es una puerta.
Maravilloso, Jorge, mis reverencias hacia el poeta que hay en ti. Sacas sentimientos, estados de una forma sublime y con pocas palabras, precisas sensaciones. Fascinante.
ResponderEliminarUn abrazo, salud
He sentido la fuerza de los agujeros negros. Las imagenes estan bien logradas. Lo felicito.
ResponderEliminarVine por casualidad y luego ese título, hizo que me quedara.
Yo tengo un cuento infantil con el mismo título, donde el narrador es un niño que cuestiona las roturas en su pijamas favorito.
Como comprenderá, el tema de los hoyos negros me es fascinante.
Saludos.
Muy imaginativa la idea que describe. Me alegro de que disfrute con el poema. Por cierto, una vez leí un poema que usaba la idea de agujeros negros para hablar de los ojos. Muy ocurrente.
EliminarSaludos.
Oyeeee se te da genial la poesía eh?? fantástico este poema ufff, me dejas pensando.
ResponderEliminarSaludos Jorge!!
Me siento muy halagado. Aún queda mucho por experimentar en mi poesía.
ResponderEliminarEncantado de que pases por aquí. Intentaré renovarlo un poco cuando pueda.