jueves, 17 de octubre de 2013

EL INVITADO TRANSLÚCIDO


Construíamos castillos de palabras,
con la seguridad de que la piel
se nos inundaría de ceros.
Es así como, al primer envite,
apostábamos a ciegas
contra el hado, jefe de culebras,
que nos besaba con su música macabra,
declarando su inocencia
y cambiándose de mano
un cuchillo transparente
con restos de futuro.
Hemos vuelto a una sauna de ilusiones,
como quien adivina
la dulzura del mar
partiendo de un falso cielo
que imagina con el juicio vendado.
Somos acto y materia,
escultores
de la inocencia, del beso y del vacío.

Poema publicado en Anónimos 2.1 de Cosmopoética

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