martes, 29 de octubre de 2019

"Ya solo habla de amor" de Ray Loriga





Sigo leyendo a este autor que tan buenas obras ha producido. En esta ocasión se centra en el personaje de Sebastián, que está sumido en sus pensamientos respecto a la pérdida del amor, sus ínfulas de escritor, su creación de un alter ego imaginario, jugador de polo argentino y su parálisis cuando acude a una fiesta donde una mujer le propone bailar.

Sin ser ni de lejos su mejor trabajo, sí que ha propuesto una reflexión acerca de la vida contemplativa frente a la acción a la que se somete todo el mundo en nuestra frenética sociedad, esa en la que, como diría Galeano, "lo que importa es el envase, despreciando el contenido". Mediante paradojas, retruécanos y juegos de lógica llegamos a comprender la absurda situación del protagonista, que sin embargo no aparece arrastrado por una pasión ni desolado por las circunstancias, sino simplemente gris e incapaz de seguir los dictados del mundo.

El texto se puede leer muy rápido, aunque hay quizá un exceso de frases lapidarias y los pocos personajes resultan planos. La falta de acción nos intenta meter en la cabeza del personaje y entender su estado de ánimo, aunque quizá le faltó más el reproducir el torrente de conciencia del mismo. Me quedo con el autor en "Lo peor de todo" o en "Tokyo ya no nos quiere", aunque para mí siempre va a ser de culto. Seguiremos con él en "Sábado, Domingo".


"La ficción puede muy bien instalarse en el alma de un hombre hasta destruirla" Ray Loriga

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