Somos un
armazón
de proyectos
que bajan
el toldo
cada noche,
de palabras
sin fecha,
de aleteos de párpados que
se defienden
de la luz que
los cubre,
como algunos
presos del
apaleamiento.
Andamos por
pañuelos
donde urdimos
la farsa
del telar extensivo,
del verbo
irrelevante y chabacano.
Somos una
armadura
de huesos y delirios
desmontables.
Matando el
ruido blanco en cada
rostro.
Poniéndonos
morados de alabanzas.
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